Fragmento

Sir Thomas Doughty, ejecutado en la bahía de San Julián, 1578
Le llevaron a la árida playa donde murieron los capitanes de la rebelión; en la orilla donde aún permanecen las horcas que levantó Magallanes, y las gaviotas chillan a las olas que bañan la solitaria extensión.

Drake se situó frente a todos como un león en guardia, con su feroz cabeza erguida: "¿Alguien osa desafiar mi palabra de ley, diciendo que este traidor no debe morir?", dijo. Sus capitanes no se atrevieron a sostenerle la mirada, y nadie dejó la pregunta respondida.

Solomon Kane dio un paso al frente; era un hombre escueto de una sombría herencia: "Bien puede él merecer la muerte, pero vuestro juicio fue una auténtica farsa. Escondisteis vuestro rencor en una parodia en la cual la Justicia no tuvo vigencia. Hubiera sido más noble sacar a bordo vuestra espada limpiamente de su funda, cegado por una enérgica furia, y hundirla en él hasta la empuñadura... antes que cobijaros tras la palabra de una Justicia que Dios confunda".

El infierno estalló por los ojos de Drake. "¡Bellaco puritano!", maldijo. "¡Verdugo, entrégale el hacha a él! ¡Cortará la cabeza de aquel traidor!"

Solomon Kane se cruzó de brazos y, con tono sombrío, dijo: "No soy ningún esclavo para haceros de carnicero".

Solomon Kane - Robert E. Howard

No hay comentarios.: