Mostrando las entradas con la etiqueta Harry Bates. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Harry Bates. Mostrar todas las entradas

La pelìcula mostra: El día que la Tierra se detuvo

Desde su posición en lo alto de la escalera, sobre el piso del museo, Cliff Sutherland estudió con cuidado cada línea y sombra del gran robot, y luego se volvió y miró pensativamente a la masa de visitantes llegados de todas partes del mundo para ver a Gnut y la nave, y oír, una vez más, su asombrosa y trágica historia.
Sutherland había acabado por sentir un interés casi de propietario en la exhibición, y no sin motivo. Había sido el único fotógrafo de prensa que se hallaba en los terrenos del Capitolio cuando habían llegado los visitantes de lo Desconocido, y había obtenido las primeras fotografías profesionales de la nave. Había contemplado de cerca cada acontecimiento de los siguientes y locos días. Después, había fotografiado muchas veces al robot de dos metros y medio de alto, la nave, y al apuesto embajador muerto, Klaatu, y su imponente tumba.
Y, dado que aquel acontecimiento seguía teniendo una enorme importancia como noticia para miles de millones de personas, allí estaba de nuevo, para conseguir más fotos y, si era posible, un nuevo “ángulo”.
Esta vez quería conseguir una foto que mostrase a Gnut como extraño y amenazador. Las fotos que había tomado el día anterior no habían producido el efecto que deseaba, y esperaba lograrlo hoy; pero la luz aún no era la adecuada y tenía que esperar a que se hiciera más tarde.

El amo ha muerto, Harry Bates

Filmada como "The Day the Earth Stood Still"/“ULTIMÁTUM A LA TIERRA” por Robert Wise en 1951.
Una de las mejores películas de C-F jamás filmadas. Con Michael Rennie y Patricia Neal.
En vez de lanzar a su alrededor los habituales rayos de la muerte y planear la conquista del
mundo, el benévolo hombre del espacio Klaatu llega a la Tierra para promocionar únicamente la paz y la buena voluntad.
Sin embargo, sus rectas intenciones son acogidas con miedo, suspicacia, y finalmente ciega violencia. Klaatu, interpretado por el malogrado Michael Rennie, descubre que los terrestres no son tan civilizados como él creía. En un valeroso intento de salvar a la humanidad de destruirse a sí misma mediante armas atómicas, el hombre del espacio cae víctima de la traición, la
injusticia, y finalmente una lluvia de mortíferas balas. Sólo más tarde, con la ayuda
de su compañero robot, Gort (Gnut en la historia), es vuelto Klaatu a la vida.

Fragmento

A muchos nos ha asustado. A otros muchos nos ha conmovido y aturdido. ¿Y por qué no? Las cuatro dimensiones del espacio-tiempo nos han traicionado. Siempre fueron inseparables, y ahora ha ocurrido lo imposible.
...
Después de haberles contado lo que sé, no les sirvo actualmente de nada- no haría más que molestarles. Por eso, aunque conozco la disposición general del campo y estoy muy al tanto de los experimentos eléctricos que se realizan en él, sé, en cambio, lo mismo que ustedes acerca de los experimentos dimensionales que ahora se llevan allí a cabo.

Ni tampoco puedo explicarme mejor que ustedes lo que sucedió allí.
Pero sí sé, y soy el único que lo sabe, la historia completa del impacto de la "nueva cosa" en un ser humano, y quiero contar aquí esa historia.
Ustedes han leído ya los nombres de las víctimas. A Mary de Sellers la conocí desde niña. Me crié con su esposo Tom, del cual era su mejor amigo. Estaba en el campo con ellos, en el momento de la muerte de Mary, cuando lo "desconocido" asestó su golpe.
Eran aproximadamente las nueve y veinte de una noche muy serena. La luna llena nos permitía ver claramente los detalles más grandes del área. A unos cuantos cientos de metros de distancia, hacia el oeste, en la dirección de Nueva York, se hallaba el grupo de edificios que componían la parte interior de los Laboratorios Wilson. Entre ellos se extendía el campo empleado para los experimentos exteriores: una superficie rectangular de unas tres hectáreas, un campo de trigo en otros tiempos, ahora una llanura cubierta de hierbajos y surcada irregularmente por profundas zanjas. En un gran
óvalo se erguían media docena de altas torres de hierro, y en el centro de ellas, dos más altas aún: era el área del misterio. El campo estaba rodeado por una alta alambrada, en la que se veían, a intervalos regulares, unos carteles que decían:
NO ACERCARSE. EXPERIMENTOS ELÉCTRICOS. PELIGRO.


La Dimension Fatal
, Harry Bates