Fragmento

James Thomas, el segundo temponauta del universo entero, levantó un maletín con veinte kilos de oro. Un peso satisfactorio, que prestó seguridad emocional a su plan de establecerse definitivamente en el pasado. Utilizando una pared como espejo, dedicó los minutos que le restaban en el siglo vigésimo cuarto a una última evaluación de su elegante (circa 1870) atuendo; sin duda, era tan adecuado como lo permitían los dibujos y fotografías de épocas remotas. Con un gesto apartó la superficie de plata y observó la esfera enrejada de su máquina del tiempo de dos metros y medio; sólo necesitaba introducirse en ella para desterrar de la existencia la resplandeciente pseudo vida del 12 de junio de 2314. Pero antes que pudiera moverse nueve pares de brazos idénticos, vestidos con mangas del siglo diecinueve, lo asieron por detrás.

El mundo de 1870 resultó bueno para James Thomas, tal como lo había deseado, y vivió una vida feliz, apacible, como un hombre de recursos. En 1876 se casó con una dulce jovencita, y ella, subsecuentemente, lo obsequió con cuatro fuertes hijos. Finalmente, después de una vida de felicidad y entrega, ella murió pacíficamente a causa de su edad avanzada. El mismo James Thomas la siguió no mucho después, en 1929.
El mundo continuó.

Problemas Con El Pasado, Alex y Phillis Einsenstein

Fragmento

Al menos las "armas de fuego" funcionaban. Incluso había ventajas insospechadas. Descubrimos que los escudos protectores, redes magnéticas y cortinas electrónicas, protectores personales, las defensas usuales, no podían detener las "balas" (los pequeños misiles arrojados por las "armas de fuego"); eran demasiado sofisticados como para detener algo tan rudimentario como una masa de metal que se mueve a una velocidad casi insignificante.
Lo mismo ocurría con "bombas" y "granadas", dispositivos diseñados para que se produjera una reacción química lo suficientemente violenta como para matar en lugares cerrados. Y la lista seguía y seguía.
La Alianza pensaba que nosotros no podíamos desplazarnos porque todos los vehículos estaban codificados y trabajaban con el sistema de radiodifusión.
¿Alguna vez oyó hablar de "bicicletas"? Son aparatos que transforman la energía mecánica en movimiento y funcionan sobre ruedas que usted hace girar con esfuerzo físico. Y las bicicletas no tenían suficiente metal/volumen para gatillar zonas custodiadas o para aparecer en las sondas barredoras de manera que podíamos ir sin ser detectados a lugares a los que ellos pensaban que nadie podía llegar.
¿Para comunicarnos? Nos enviábamos mensajes que se reflejaban en espejos, usábamos señales de humo como códigos, teníamos gente que de verdad llevaba mensajes de un lugar a otro.

Una Mañana Especial, Gardner Dozois