James Thomas, el segundo temponauta del universo entero, levantó un maletín con veinte kilos de oro. Un peso satisfactorio, que prestó seguridad emocional a su plan de establecerse definitivamente en el pasado. Utilizando una pared como espejo, dedicó los minutos que le restaban en el siglo vigésimo cuarto a una última evaluación de su elegante (circa 1870) atuendo; sin duda, era tan adecuado como lo permitían los dibujos y fotografías de épocas remotas. Con un gesto apartó la superficie de plata y observó la esfera enrejada de su máquina del tiempo de dos metros y medio; sólo necesitaba introducirse en ella para desterrar de la existencia la resplandeciente pseudo vida del 12 de junio de 2314. Pero antes que pudiera moverse nueve pares de brazos idénticos, vestidos con mangas del siglo diecinueve, lo asieron por detrás.
El mundo de 1870 resultó bueno para James Thomas, tal como lo había deseado, y vivió una vida feliz, apacible, como un hombre de recursos. En 1876 se casó con una dulce jovencita, y ella, subsecuentemente, lo obsequió con cuatro fuertes hijos. Finalmente, después de una vida de felicidad y entrega, ella murió pacíficamente a causa de su edad avanzada. El mismo James Thomas la siguió no mucho después, en 1929.
El mundo continuó.
Problemas Con El Pasado, Alex y Phillis Einsenstein
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