Quilmes, nuestra Macondo - Quique y Quique

¿Hubo uno o dos Quiques? ¿Es posible que dos personas tengan tanto en común, incluso el nombre? Digamos que existieron dos, uno alto (A) y otro bajo (B).

Hijo de padre desconocido y madre quinielera ("la quinielera"), Quique A, siendo pequeño, ingirió bolitas de paraíso. Esto le produjo daños neurológicos, siendo el más importante, sordera. Por supuesto, se convirtió en blanco de bromas, más o menos pesadas, entre ellas, tirarle la pelota cerca del cordón de la vereda y gritarle "¡Palomita Quique!" y él se arrojaba decidido rumbo al balón, tratando de cabecear. Terrible golpe: "Me parece que me hice un chichonchito..." Y así surgió su apodo. Pintaba muy bien y era un eximio jugador de ajedrez.
En una ocasión, apareció un gorda, ex compañera suya de la primaria y le empezó a dar chamuyo. Media hora después, ingresaban al "Ruca Malen". Terminado el turno, la gorda exclama "¡Quique, estoy embarazada! Nos tenemos que casar." Y él se casó nomás.

Cuando Quique B fue a la revisión para la colimba, sus padres pensaron en presentar un certificado de "retraso mental". El médico les aconsejó que no, que a Quique B le haría bien la conscripción. Y tuvo razón. Estuvo 6 meses fuera de su casa, haciendo lo que cualquier colimba solía hacer. Y se sintió integrado.
Nunca había concurrido a una cancha de fútbol, "es peligroso" le negaba la mamá. Pero ya que había hecho la colimba...
Y ahí fuimos unos cuantos, a presenciar el supermatch Quilmes vs. Banfield, por el ascenso a la "A". Ganó Banfield 1-0. Terrible trifulca, corridas, vidrieras rotas, etc. Quique B se mantuvo aparte pacíficamente. Pero pasó la cana y se lo llevó. ¿Como explicarle a los padres? Al otro día, tapa de Crónica, foto a toda plana de "Las bestias quilmeñas", una docena de forajidos y en el medio, Quique B.

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