Fantasmas

-¡Papi, ven a contarme uno!
La orden llegó fuerte y clara desde el piso superior. Desde que se enteró que su madre estaba embarazada, la pequeña Maye no podía dormirse si su padre no le contaba un cuento. Maye no quería que "le leyeran" sino un cuento "de la cabeza" de Papá. Así, que por lo general, los cuentos eran en realidad variaciones sobre lo mismo.
El protagonista del cuento era invariablemente un animalito llamdo Puq o Buc o Tic, él cual tenía un problema y visitaba a un búho sabio en busca de consejo. El final era siempre feliz.
Terminado el relato, al contrario de veces anteriores, Maye se sentó en la cama y mirando seriamente hacia ambos lados, como asegurándose que nadie estaba escuchando, preguntó:
-Papi, ¿existen los fantasmas?
-¿Que? No, Maye, no existen.
-Joha dice que sí, que existen.
Joha era una vecinita de Maye, un poco mayor que esta, con quién solía jugar en ocasiones.
-Pues no Maye, no existen. Son personajes de un cuento, como el búho sabio.
Arropó a la niña y bajó a ayudar a su esposa con los tratos en la cocina.
La noche siguiente el ritual se repitió, y Maye volvió a preguntar sobre los fantasmas, pero agregó:
-Dice Joha que los fantasmas son los que-estaban-antes, que todavía andan por aquí, molestos con nosotros.
-Hmmm. No Maye, los que-estaban-antes, los Pueblos Originarios ... se fueron.- No quiso exponer a su pequeña hija a la idea de la muerte. Pero se metió en un brete. No contaba con la curiosidad de la niña.
-¿Se fueron? ¿Adonde?
-Eh, no sé, simplemente se fueron cuando llegamos nosotros.
-Joha dice que ellos vivían acá y que nosotros, bueno, no nosotros, sino nuestros abuelos, los mataron, a todos, bueno, no todos, algunos escaparon a las montañas y a los bosques. ¿Porque los mataron papito?
¿Como explicarle a una niña que nuestro propio mundo estaba condenado por el estallido de nuestro sol y que debimos tomar un mundo a la fuerza, y aniquilamos a sus habitantes? Aún podían encontrarse restos de sus ciudades, aquí y allá, carteles, utensillos, máquinas. Él mismo había hallado de joven una figura, posiblemente un juguete. Nunca podría olvidarla. Dos brazos, dos piernas, cabello en la cabeza.

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