Nuestro héroe cruza la singularidad maldita, el agujero negro o gris, el pasadizo al otro patio, que se encuentra en la esquina de Nicaragua y Arévalo, en el barrio de Palermo, Buenos Aires. Todo puede pasar: sexo, Historia, aventuras, guiso de lentejas o mondongo y Perón y Freud explicando las remeras rotas del Capitán Kirk. A ver si se ponen a leer, holgazanes.
Pateando Villa Crespi
Paso a paso, voy conociendo un poco más el barrio. Ayer descubrí la sede de la Asociación de Sufísmo Latino americana, justo enfrente de una sinagoga, a solo 100 metros de una iglesia católica. Si le sumamos a esto los judíos adventistas, los comunistas, los humanistas, la asociación piamontesa y la escuela china, no puede negarse que variedad cultural, es lo que sobra.
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6 comentarios:
uy que suerte....los sufis son sublimes.si le gusta leer,leyo algo sufi,sin saberlo
y escuche la musica sufi...
Solo escuché un poco de música. Eh!, ahora no me acusen de místico...
me voy al taichiYA
pero..un consejo..trate de jar el rivotril sublingual...
no, los mostros no usamos psicofármacos, ni otras drogas. Ahora me van a acusar de careta.
jajajajaja...jajajaa....
si, si...jajajaja... Villa Crespi? jajajajajaja...
Mixturados y extravagantes...
Argentina da para todo...jajajaja
Así es Princesa. Para lo bueno y lo sublime, lo malo y lo horrendo. Es más, creo que García Márquez se inspiró en Quilmes para su Macondo.
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