El coloso de Ylourgne

En medio de aquel hervidero de murmuraciones afloraron numerosas leyendas semiolvidadas.
Y por las noches se creaban nuevas. El misterioso nacimiento de Nathaire y su imprecisa errancia antes de que, seis años antes, se estableciera en Vyones, dieron mucho que hablar.
La gente aseveraba que lo había engendrado un monstruo, como el Merlín de las fábulas: que su padre era una entidad no inferior a la de Alastor, y su madre una bruja enana y deforme. Del primero había heredado la perversidad y la maldad; de la segunda, debilidad de mente.
Había viajado por los reinos de Oriente; maestros egipcios o sarracenos le habían transmitido los saberes de la nigromancia, en cuya práctica apenas si tenía rival.
Circulaban velados rumores relativos al uso que hacía de cadáveres largo tiempo sepultados, de huesos sin carne, de unas prácticas ejercidas sobre los muertos capaces de horrorizar al emisario del Juicio Final.
Aunque nunca había sido popular, muchos le habían solicitado consejo y ayuda para conseguir propósitos de ambigua naturaleza.
Una vez, cuando llevaba tres años residiendo en Vyones, fue lapidado en público a causa de sus presuntas prácticas nigrománticas. Una de las piedras lo dejó cojo de por vida. Una lesión que, se creyó, jamás perdonaría. Y se afirmó que por eso cargaría contra la Iglesia con el odio demoniaco de un Anticristo.
Aparte de atribuirle maldades y hechicerías, durante mucho tiempo se lo había considerado un corruptor de menores. Pese a su escasa estatura, su deformidad, su repugnante aspecto, ejercía un notable influjo, una persuasión mesmérica. Y sus discípulos, a los que se comentaba que sometía a abominaciones y enseñaba iniquidades sin fin, eran jóvenes de futuro más que prometedor.
En definitiva, la desaparición del brujo se consideró una liberación providencial.

2 comentarios:

BUDOKAN dijo...

Cada vez mi visita a este blog se trnasforma en una suerte de viaje hacia un mundo de leyendas! Felices Fiestas!

El Mostro dijo...

Gracias hermano Budokan!