M'Abriga Elanorak fue una matemática africana que terminó sus días en la Argentina.
A poco de graduarse en la Universidad de San Guango con honores, debió abandonar su tierra natal, el Sululato de Mondongo (Africa Central), a causa de su actividad política. Mal pensados y aguafiestas que nunca faltan, alegan que la verdadera razón para el exilio de M'Abriga fue su condición de mechera.
La cuestión es que M'Abriga y sus escazas pertenencias fueron a parar a Buenos Aires, la Reina del Plata.
Mientras realizaba los engorrosos trámites para que su título fuese reconocido (al principio los empleados del Ministerio de Educación se burlaban de ella, ya que dudaban que una negra africana ataviada con sus trajes típicos fuese una Doctora en Matemáticas), M'Abriga consiguió trabajo en la oficina de un despachante de aduana en el Centro, cerca de Plaza de Mayo.
Cada mañana se levantaba de la cama, se higienizaba en el baño compartido de la humilde pensión de la calle Apolinario Figueroa que hacía las veces de morada, realizaba sus plegarias religiosas (En el Sululato de Mondongo al religión más profesada es la Broli Dolei in Viorsi) y se dirigía a su empleo, habiendo apenas ingerido un frugal desayuno.
A las 18 horas terminaba su jornada labor. En ocasiones, le efectuaba sexo oral a su patrón, siendo generosamente recompensada por ello. Este dato no tiene relevancia pero agrega un toque de color.
Todos los días tomaba el colectivo 24, ida y vuelta. Un viaje que le resultaba bastante tedioso. Para no aburrirse comenzó un jego mental: ¿Que probabilidades tengo de obtener un asiento? Apelando a sus conocimientos matemáticos, puso manos a la obra. Averiguó la cantidad de paradas entre terminal y terminal, calculó e introdujo variables sociológicas. Llegó al punto de descubrir al lado de quién debía pararse para obtener con seguridad un asiento.
Comenzó a aplicar su teoría sociomatemática a la quiniela y otros juegos de azar con llamativo éxito.
Escribió a una eminente física francesa, Bambulla Matelassé de Broderie*, contándole su hallazgo.
Pasados unos meses, recibió la respuesta. En unas cuantas líneas, le informaron que Bambulla había desaparecido hacía años. Firmaban la carta Frisa y Tafeta, hermanas de la física.
Casualmente estaba leyendo la respuesta a su epístola, cuando no vió a un colectivo de la línea 71 que venía por Camargo. La enterraron en Chacarita, en una fosa común.
*Bambulla Matelassé de Broderie intentó refutar a Einstein, asegurando que de ninguna manera la velocidad de la luz era un límite insalvable. Desapareció misteriosamente, tratando de demostrar su teoría, frente a un público azorado.
2 comentarios:
MOSTRO COMO GARDEL,CADA DIA MEJOR
Ay, cashese diga, que me pongo colorado...
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