Monstruos, duendes y platos voladores, en malba.cine
Durante el mes de enero, malba.cine realiza un repaso por el cine fantástico y de ciencia ficción, de la mano del escritor Elvio E. Gandolfo.
El autor de La reina de las nieves y Ferrocarriles argentinos sostiene, como John Carpenter, que "creer en el fantástico es, también, creer en el cine" y, en ese sentido, ha seleccionado cincuenta films entre los que se encuentran grandes clásicos (como Solaris, de Tarkovski; Metropolis, de Fritz Lang; Alien, de Ridley Scott; Frankenstein, de James Whale o el corto La jetée, de Chris Marker). Pero también se exhiben películas menos célebres que merecen revisarse -como Pánico en el año cero, de Ray Milland, Onibaba, de Kaneto Shindo, o El juego de la guerra, de Peter Watkins). La mayor parte de los films se verán en copias nuevas.Lista de Películas:Omicrón, la fogosa criatura del planeta Ultra (1964) de Ugo Gregoretti. 89\'.Jueves 4 de enero a las 16.00La sonámbula (1998) de Fernando Spiner. 107\'.Jueves 4 de enero a las 20.00Metrópolis + MV (1926) de Fritz Lang.Jueves 4 de enero a las 23.55Alien, el octavo pasajero (1979) de Ridley Scott. 117\'.Viernes 5 de enero de 2006 a las 05.00Identificación de una mujer (1982) de Michelangelo Antonioni. 128\'.Viernes 5 de enero a las 23.55El día que paralizaron la Tierra (1950) de Robert Wise. 92\'.Sábado 6 de enero a las 13.45Stargate (1994) de Roland Emmerich. 119\'.Sábado 6 de enero a las 22.10Viernes 26 de enero a las 20.00La fortaleza maldita (1983) de Michael Mann. 95\'.Domingo 7 de enero a las 13.45Jueves 25 de enero a las 14.00Zardoz (1974) de John Boorman. 105\'.Domingo 7 de enero a las 22.10Pánico en el año cero (1993) de Ray Milland. 93\'.Jueves 11 de enero a las 16.00Frankenstein (1931) de James Whale. 70\'.Jueves 11 de enero a las 18.30El hijo de Frankenstein (1939) de Rowland V. Lee. 99\'.Jueves 11 de enero a las 22.00Beetle Juice (1988) de Tim Burton. 92\'.Viernes 12 de enero a las 14.00Los usurpadores de cuerpos (1978) de Philip Kaufman. 115\'.Viernes 12 de enero a las 20.00Orwell 1984 (1984) de Michael Radford. 113\'.Viernes 12 de enero a las 22.00Judex, el justiciero (1963) de Georges Franju. 104\'.Sábado 13 de enero a las 13.30Jasón y los argonautas (1963) de Don Chaffey. 104\'.Sábado 13 de enero a las 22.10Atmósfera cero (1981) de Peter Hyams. 109\'.Domingo 14 de enero a las 13.30Bésame mortalmente (1955) de Robert Aldrich. 105\'.Domingo 14 de enero a las 22.10La maldición del demonio (1958) de Jacques Tourneur. 83\'.Jueves 18 de enero a las 14.00Viernes 19 de enero a las 22.00Sábado 27 de enero a las 14.00La zona muerta (1983) de David Cronenberg. 103\'.Jueves 18 de enero a las 16.00Re-Animator (1985) de Stuart Gordon. 86\'.Jueves 18 de enero a las 18.30Escape de Nueva York (1981) de John Carpenter. 99\'.Jueves 18 de enero a las 22.00El gato negro (1934) de Edgar G. Ulmer. 65\'.Viernes 19 de enero a las 14.00El juego de la Guerra (1965) de Peter Watkins. 48\'.Viernes 19 de enero a las 20.00Jueves 25 de enero a las 18.30El hombre sin brazos + MV (1927) de Tod Browning. 60\'.Sábado 20 de enero a las 14.00Invasión (1969) de Hugo Santiago. 125\'.Sábado 20 de enero a las 23.55Picnic en las rocas colgantes (1975) de Peter Weir. 110\'.Domingo 21 de enero a las 13.00Domingo negro (1960) de Mario Bava. 83\'.Jueves 25 de enero a las 16.00Venecia rojo shocking (1973) de Nicolas Roeg. 110\'.Jueves 25 de enero a las 22.00Sábado 27 de enero a las 23.55Dr. Jekyll & Mr. Hyde (1932) de Rouben Mamoulian. 97\'.Viernes 26 de enero a las 16.00Los mil ojos del Dr. Mabuse (1960) de Fritz Lang. 122\'.Viernes 26 de enero a las 22.00Omicrón, la fogosa criatura del planeta Ultra (Omicron, Italia / Francia, 1964) de Ugo Gregoretti, c/Renato Salvatori, Rosemary Dexter, Ida Sarasini. 89’.Un parásito estelar se apodera del cuerpo de Renato Salvatori, un obrero italiano, y lo somete a incontables pruebas y situaciones de peligro o diversión. Lee o maneja máquinas a velocidades inhumanas, o usa su “visión de rayos X” para ver como son las clases altas en ropa interior. Muy europea, la película se acerca al tono directo y alegórico de los cuentos filosóficos de Voltaire, por ejemplo. En el caso de la ciencia ficción anglosajona, recuerda el humor que ejercía en sus relatos cortos el ahora olvidado Robert Sheckley (que dio pie a un film italiano exitoso: La décima víctima). Gregoretti ejerce su propio humor, entre ácido y directo.La sonámbula (Argentina, 1998) de Fernando Spiner, c/Eusebio Poncela, Sofía Viruboff, Noemí Frenkel, Lorenzo Quinteros. 107’.Un director argentino con dos esfuerzos complejos en el campo de la ciencia ficción es algo fuera de lo común. En este caso se sumerge además en un guión con bemoles, con cierto “tono Oesterheld” en el desfile de personajes variados, y en el nostálgico desplazamiento temporal del final. Es fundamental la presencia de Eusebio Poncela, y los cameos recordables de gente como Urdapilleta, Briski y otros. Tiene debilidades, tropiezos y limitaciones de presupuesto, pero en conjunto queda adherida a la memoria.Metropolis (Ídem., Alemania, 1926) de Fritz Lang, c/Brigitte Helm, Gustav Frohlich, Alfred Abel, Rudolf Klein-Rogge. 90’.Es tan influyente, a su manera, como El acorazado Potemkin y tiene un tono “camp” casi delirante en su visión de las relaciones entre patrones y obreros, o en la bondad sin límites de una mujer, como solo una mente alemana puede imaginarla. El peso estético y la creatividad está en los decorados, en la visión global del futuro, y en el montaje rítmico con que el agua invade salones subterráneos enormes. Esa suma de aciertos geniales fue lo que marcó a la ciencia ficción en películas futuras, de modo directo o indirecto (como a través de Blade Runner). El ritmo pide música a gritos. En esta proyección la acompañará en vivo la National Film Chamber Orchestra, que coordina Fernando Kabusacki. Alien, el octavo pasajero (Alien, EUA, 1979) de Ridley Scott, c/Tom Skerritt, Sigourney Weaver, John Hurt, Yaphett Kotto, Harry Dean Stanton. 117’.La trama es muy simple: una nave recoge sin saberlo un bicho infernal en un planeta extraño. El Nostromo tiene tantos corredores y lugares oscuros como un castillo gótico que vuela. Pero Scott domina el arte de la visualización como un maestro del Renacimiento, y así esa idea derivativa (también lo acusaron de tomarla de un cuento de Van Vogt) resulta en un clásico absoluto, como ocurriría después con Blade Runner. El “bicho” diseñado por el suizo Giger marcaría la tónica de las próximas décadas para fabricar extraterrestres. El guión, aparentemente simple, oculta capas superpuestas de subtexto sexual, no solo en el carácter fálico y espermático del animal implacable, sino en la supervivencia final y única del eterno femenino: una guerrera un poco masculina, y su gato.Identificación de una mujer (Identificazione di una donna, Italia / Francia, 1982) de Michelangelo Antonioni, c/Tomas Milian, Daniela Silverio, Christine Boisson, Sandra Monteleoni. 128’.Un director de cine llega a su casa y estallan todas las alarmas automáticas. Después de dos horas de película, vuelve a la misma casa y todo es silencio y armonía. Entretanto se libra de dos mujeres, visita Venecia como nadie, y al fin sabe qué hacer con su oficio. Supuestos errores se convierten en virtudes: Tomas Milian, héroe de películas menores, tiene una cara de dispéptico perfecta para alguien colgado entre dos o tres películas posibles. Una secuencia magistral de carretera con niebla es casi género de terror de altura. Un sobrino preguntón insiste con la ciencia ficción, encarnada a su vez en el raro bulto de un árbol. Antonioni pisa en puntas de pie probabilidades futuras (¡nostalgia de Hollywood!), pero el accidente cerebral que lo golpeó las clausuró. Además, este título de 1982 pronostica con lucidez el mundo urbano posterior a los 90, con sus irritaciones, insensateces y peligros.El día que paralizaron la Tierra (The Day the Earth Stood Still, EUA, 1950) de Robert Wise, c/Michael Rennie, Patricia Neal, Hugh Marlowe, Sam Jaffe, Billy Gray. 92’.La solidez multiuso de Wise (como otros de su época filmó todo tipo de género) le hace mucho bien a un argumento que podría haber culminado en un Mensaje Liberal demasiado obvio. Un extraterrestre llega a la tierra y lo hieren. A pesar de eso, una vez que se informa sobre el estado de las cosas, exige el fin de las guerras, y la paz. Para lograrlo detiene toda energía en el planeta (truco que usaría de otra manera Cameron en la versión completa de Abismo). Muy buena dirección de actores, narración fluida que resiste el paso del tiempo, y música de Bernard Herrmann.Stargate (Ídem., EUA, 1994) de Roland Emmerich, c/Kurt Russell, James Spader, Viveca Lidfors, Jaye Davidson. 119’.Pura ciencia ficción, en el sentido más amplio, directo y popular del término. Un arqueólogo y un batallón de soldados cruzan el tiempo y el espacio a través de una Puerta, y se sumergen en un mundo alternativo. A partir de allí los efectos especiales no fallan, y el argumento recoge todos los factores que funcionaban en los años ’50: acción, inventiva, tensión entre soldados y civiles, y mucha aventura. Es un alivio que la zona visual (esencial) tenga matices claramente europeos, alemanes, sin repetir la textura del cine estadounidense. Se trata más bien de las estampas coloridas de los libros de aventuras del siglo XIX y principios del XX.La fortaleza maldita (The Keep, EUA, 1983) de Michael Mann, c/Scott Glenn, Ian McKellen, Alberta Warson, Jürgen Prochnow, Gabriel Byrne. 95’.La idea de un lugar oculto en los Cárpatos rumanos que contiene una Maldad insondable, y que liberan las tropas nazis, para que un Hombre que viene de otros tiempos la enfrente, no parece el plato ideal para Michael Mann, uno de los grandes cineastas de Hollywood. La filmó poco antes de dedicarse a la exitosa serie Miami Vice. Conserva su poder de sugestión, su energía, y hasta la tendencia de Mann a la sobrecarga de sentido. Como dijo la revista británica Time Out: “su intento de agregar un análisis de la atracción emocional del fascismo simplemente no funciona al juntarse con el formato de cómic al estilo de la revista Heavy Metal.”Zardoz (Ídem., Gran Bretaña, 1974) de John Boorman, c/Sean Connery, Charlotte Rampling, Sara Kestelman, Sally Anne Newton. 105’.Un mundo de fantasía futura bien descripto cae en ropajes y escenas kitsch cuando debe mostrar a la clase privilegiada (y débil) que sostiene la vida salvaje de los Exterminadores. Uno de ellos (Connery) logra entrar en la cabeza de piedra voladora que circula por los cielos, entregando armas a sus soldados. La zona argumental primero atrae y después provoca la sonrisa, incluso la carcajada. La zona visual del film mantiene hoy en cambio toda su potencia, gracias a la intuición y energía de Boorman. El realizador la filmó poco después de tratar de hacer (infructuosamente) una versión de Tolkien, y se basó parcialmente en El mago de Oz. Pánico en el año cero (Panic in Year Zero, EUA, 1962) de Ray Milland, c/Ray Milland, Jean Hagen, Frankie Avalon, Mary Mitchel. 93’. Doblada al castellano.Uno de los pocos títulos filmados por el actor Ray Milland, se dedica a pintar con energía infrecuente una ciudad de Los Ángeles post-nuclear. Una familia huye a los bosques y las montañas y va descubriendo la necesidad de la violencia extrema para sobrevivir. Según Time Out “se presenta como un recordatorio extraordinario de hasta donde pueden acercarse la avant-garde y las películas populares en épocas de inquietud social. La primera media hora es una serie interminable de coches medio ruinosos cruzando la pantalla, primeros planos de un dial de radio sin sentido, y los intentos frenéticos de los personajes por pensar ‘lo impensable’: casi podría ser un corto experimental. (…) Frankie Avalon es casi la única diferencia.”Frankenstein (Ídem., EUA, 1931) de James Whale, c/Colin Clive, Mae Clarke, Boris Karloff, Dwight Frye, Edward Van Sloan, John Boles. 70’.Uno de los clásicos absolutos del género de terror traslada la novela de Mary Shelley (o más bien, su adaptación teatral) con absoluta seriedad, incluso solemnidad, en un estilo cercano al expresionismo alemán. Un factor crucial es la actuación de Boris Karloff, que recorre las etapas de la vida, desde la inocencia de la infancia, pasando por el aprendizaje del lenguaje y el dolor o los conflictos, hasta la madurez y la violencia. Otro, el modo en que Whale juega el terror frontalmente, con picos absolutos como la escena con la niña junto al lago. En tercer lugar, el impecable maquillaje de Jack Pierce. Por último, la brillante coreografía de la persecución y ejecución final, contada en clave de linchamiento colectivo. El hijo de Frankenstein (Son of Frankenstein, EUA, 1939) de Rowland V. Lee, c/Boris Karloff, Bela Lugosi, Basil Rathbone, Lionel Atwill. 99’.Sin explicaciones, el monstruo ha sobrevivido otra vez para esta memorable aparición final de Karloff en la serie. Está acompañado ahora por Bela Lugosi como el jorobado que manipula al hijo del Dr. Frankenstein para que lo reviva, y usarlo con fines de venganza personal. Rowland V. Lee está a la altura del desafío. Aunque menos brillante y dinámico que los dos títulos de Whale, el film usa con inteligencia y sobriedad sus sólidos decorados, reminiscentes de las películas de la productora alemana UFA. Aprovecha además a un buen elenco, donde figuran Basil Rathbone como el hijo, y Lionell Atwill como un inspector de policía a quien el monstruo le arranca dos veces el mismo brazo.Beetle Juice (Ídem., EUA, 1988) de Tim Burton, c/Michael Keaton, Alec Baldwin, Geena Davis, Jeffrey Jones, Winona Ryder, Sylvia Sidney. 92’.Una historia de fantasmas como pocas. La pareja que forman Geenna Davis y Alec Baldwin es feliz hasta la estupidez. Pero se caen al río y salen convertidos en fantasmas. Cuando regresan a su hogar lo encuentran ocupado por una pareja tan cuadrada como ellos eran felices. Solo la hija de los ocupantes (muy joven Winona Ryder) se contacta con ellos. Michael Keaton participa como una especie de pistolero lunático de lo sobrenatural. Una avalancha de inventiva visual, desparpajo expresivo y poesía demente, incluso para los standards de Burton.Los usurpadores de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, EUA, 1978) de Philip Kaufman, c/Donald Sutherland, Brookew Adams, Leonard Nimoy, Jeff Goldblum. 115’. Han pasado más de veinte años, y lo que en Siegel era alarma y angustia aquí parece más cool, invadiendo lentamente la trama social, en plena época de la “generación del Yo”, y la búsqueda de un cambio de vida. Ese cambio lo ofrecen con facilidad las célebres “chauchas gigantes del espacio exterior”, que aquí reaparecen para chupar la médula esencial de los seres humanos. Sutherland es eficaz como el inspector de salud pública que procura escapar a la invasión, y Jeff Goldblum aporta su aspecto levemente alienígeno. En cameos especiales reaparecen, venidos de la película de 1956, Kevin McCarthy y el propio Don Siegel, como un taxista (abducido).Orwell 1984 (1984, Gran Bretaña, 1984) de Michael Radford, c/John Hurt, Richard Burton, Susana Hamilton, Cyril Cusack. 113’.Película muy inglesa (sólida, cuidada, tristona), basada en una antiutopía clásica de George Orwell. Como el original literario, es sobre todo incómoda: en ese mundo hay grandes limitaciones económicas, afectivas, simplemente humanas. La vigilancia es total y permanente: en vez del Panóptico foucaultiano, la cara hosca del Gran Hermano ve todo. Rasgo típico del cine inglés decente: las actuaciones son buenas, en especial en el duelo entablado entre John Hurt y Richard Burton, y bordean lo teatral. Los colores son apagados, azulados, en esa sociedad demasiado parecida a la imagen que Occidente se hacía de la Unión Soviética, por una parte, o a las restricciones de la inmediata postguerra inglesa en que fue escrito el libro, por otra.Judex, el justiciero (Judex, Francia / Italia, 1963) de Georges Franju, c/Channing Pollock, Francine Berge, Edith Scob, Michel Vitold, Sylva Koscina. 104’.Un homenaje elegante, poético y esencialmente fiel al espíritu de las antiguas películas mudas de Louis Feuillade. Más cercana a la aventura lírica surrealista que al folletín en su pintura del choque entre el Bien y el Mal, incluye un atmosférico baile de máscaras inicial. Es un film que por momentos ejerce la prestidigitación, y por momentos el erotismo, en la figura de Francine Bergé enfundada en un traje negro de gata.Jasón y los argonautas (Jason and the Argonauts, Gran Bretaña, 1963) de Don Chaffey, c/Todd Armstrong, Gary Raymond, Nancy Kovack, Honor Blackman. 104’.Como en otros casos, el plato fuerte no está en el director, ni en los actores, ni en el productor, sino en los increíbles efectos especiales que consigue Ray Harryhausen con su animación cuadro a cuadro. Su participación impone un mundo visual cercano al del cromo (o “figurita”), mágicamente animado. Transmite además un dinamismo y joie de vivre notables, incluso cuando describe momentos de crueldad o muerte. En un desfile de seres extraños y muy idiosincrásicos, el ejército de esqueletos animados que brotan del suelo blandiendo espadas se adhiere a la memoria.Atmósfera cero (Outland, Gran Bretaña, 1981) de Peter Hyams, c/Sean Connery, Peter Boyle, Frances Sternhagen, James Sikking. 109’.Un lugar del espacio cerrado, claustrofóbico, penumbroso alberga este western con salsa de ciencia ficción. Sean Connery es el sheriff enviado a deshacer entuertos en una colonia minera con malvados paradigmáticos. Al revés que en las películas de cowboys, sin embargo, en vez de avanzar en línea recta el argumento se despliega con un tono encerrado y laberíntico. La balacera final se complica por el carácter cerrado del entorno, y la relativa falta de gravedad.Bésame mortalmente (Kiss Me Deadly, EUA, 1955) de Robert Aldrich, c/Ralph Meeker, Albert Dekker, Cloris Leachman, Paul Stewart. 105’.Preanunciando lo que va a verse, los títulos pasan al revés a toda velocidad sobre una ruta nocturna. Una rubia que corre descalza y desesperada se cruza con el convertible muy veloz de Mike Hammer. A partir de ahí, todo es original: desde el mensaje que deja la rubia en la mano de Hammer (“Recuérdame”) hasta el final literal y totalmente explosivo. El argumento de aspecto policial va desembocando en una historia barroca, imprevisible, donde hasta el último papel es perfecto, a partir de ese inolvidable pedazo de carne insolente y “duro” que es Ralph Meeker como Mike Hammer. Lírica, salvaje, en contrastado blanco y negro, la valija que emite un resplandor extraño, y los “hombres de negro” que corren en la playa apocalíptica final fueron homenajeados por Tarantino, y redondean una obra maestra inclasificable.La maldición del demonio (Curse of the Demon, Gran Bretaña, 1958) de Jacques Tourneur, c/Dana Andrews, Peggy Cummins, Niall McGinnis. 83’.Una adaptación que mejora y potencia el ya extraordinario relato original: “El maleficio de las runas” de M. R. James. Comienza con una secuencia de persecución, miedo y muerte rápida y violenta, luego crece lentamente, y culmina con una larga secuencia primero dentro de un tren y después sobre las vías, ejecutada con mano a la vez segura y aérea. Tan inclasificable como, en otro género, Bésame mortalmente de Robert Aldrich, muestra una vez más el talento excepcional de Tourneur. El cabezudo carnavalesco que agregaron los productores para representar al demonio es desopilante, pero la atmósfera creada por Tourneur es tan profunda, que no acusa el impacto.La zona muerta (The Dead Zone, EUA-1983) de David Cronenberg, c/Christopher Walken, Brooke Adams, Tom Skerritt, Herbert Lom. 103’.Uno de los temas más adecuados a priori para los excesos de Cronenberg, termina por ser uno de sus títulos más serenos. Basado en una excelente novela de Stephen King, se acerca, más que al terror, al clásico tema del outsider con poderes que tantas veces (en Slan, Más que humano, Juan Raro) ha presentado la ciencia ficción. Christopher Walken estructura una composición memorable como un telépata profético que va viendo destruida por su capacidad especial tanto su vida como su amor por una mujer. Ambigua y fascinante en los aspectos políticos del final.Re-Animator (Ídem., EUA, 1985) de Stuart Gordon, c/Jeffrey Combs, Bruce Abbott, Barbara Crapton, Robert Sampson. 86’.Basada en un relato de H. P. Lovecraft, en principio puede parecer una falta de respeto absoluto al maestro de lo macabro. Pero ocurre que se trata, ya en el texto original de H. P. L., del único intento por construir un relato de sangre y horror como los que aparecían en los pulps: explícito y un poco grosero. Gordon exagera la grosería, tanto sanguinolenta como sexual, pero en general sigue las peripecias del original. El humor áspero y explosivo le da una dimensión adicional a lo que podría haber sido un inocuo ejemplo más de la película splatter para adolescentes.Escape de Nueva York (Escape from New York, EUA, 1981) de John Carpenter, c/Kurt Russell, Lee Van Cleef, Ernest Borgnine, Adrienne Barbeau. 99’.El presidente de Estados Unidos (nada menos que un quejoso Donald Pleasance) es secuestrado por las bandas de criminales que habitan una Manhattan rodeada por un muro de seguridad. El mercenario Snake Plissken (Kurt Russell) logra filtrarse obligado por el celo del guardián Lee Van Cleef. Lo que sigue es historieta pura. A la vez más política, más anarca y más irónica, Escape de Los Ángeles (1996) fue una continuación que superó a la primera parte.El gato negro (The Black Cat, EUA, 1934) de Edgar G. Ulmer, c/Boris Karloff, Bela Lugosi, David Manners, Jacqueline Wells, Lucille Lund. 65’.Muy mentado pero poco visto, con un talento especial para visualizar personajes torturados de la serie negra (en Detour), o lanzarse a empresas incomparables como El gato negro, Ulmer es considerado “el más oscuro de los emigrados alemanes a Hollywood”. Aquí desencadena un festín de climas e imágenes expresionistas, con Boris Karloff y Bela Lugosi acechándose en una casa de diseño á la Bauhaus. A ese ámbito del Mal llega una pareja de recién casados, bocadillos fáciles para Karloff, que resultan meros testigos de la lucha de voluntades entre los dos archienemigos (Karloff se casó con la mujer de Lugosi y luego con su hija). Un triunfo del diseño extravagante y el placer estético, más que un relato de terror.El juego de la Guerra (The War Game, Gran Bretaña, 1965) de Peter Watkins. 48’. La BBC encargó a Watkins hacer un “documental del futuro”: qué pasaría en una población inglesa si la golpeara la guerra nuclear. La descripción resultó a la vez tan documental y tan semejante a los excesos “sociales” del nazismo (a partir de caras y costumbres totalmente británicas), que la institución prohibió su exhibición en TV por “demasiado realista”. No hay sin embargo excesos sangrientos: el blanco y negro es opaco, y los habitantes normales del lugar acentúan su conducta de ovejas, porque ya han visto que si se revelan, son sumariamente ejecutados. Un tour de force.El hombre sin brazos (The Unknown, EUA, 1927) de Tod Browning, c/Lon Chaney, Joan Crawford, Norman Kerry, John Sainpolis. 60’.La inclinación del director de Freaks por lo morboso encuentra una encarnación excepcional en el tirador de cuchillos sin brazos (sí: los tira con los pies) que interpreta Lon Chaney, en una de sus mejores actuaciones. La trama es clásica: se enamora de Nanon (Joan Crawford) para ver como se le escapa de entre las manos que no tiene, detrás de un hombre más apuesto. Muchos la consideran la mejor de las colaboraciones entre Browning y Chaney.Invasión (Argentina, 1969) de Hugo Santiago, c/Lautaro Murúa, Olga Zubarry, Juan Carlos Paz, Roberto Villanueva, Martín Adjemián. 125’.Dos guionistas fuera de serie –Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares-, se unen a un director que haría su carrera en Francia –Hugo Santiago-, y a algún elemento mitológico real –el músico Juan Carlos Paz- para producir un film fuera de todo tono definido. La ciudad es Aquilea, de hecho una Buenos Aires nocturna y mitológica, asediada por una invasión inexplicada, que amenaza la libertad. En blanco y negro, es inolvidable el uso repetido y sugerente en la banda sonora de los pasos secos, sincopados de los personajes que recorren esas calles silenciosas.Picnic en las rocas colgantes (Picnic at Hanging Rock, Australia, 1975) de Peter Weir, c/Rachel Roberts, Doming Guard, Helen Morse, Jacki Weaver. 110’.Un grupo de alumnas y su institutriz visitan un paisaje australiano agreste y sugestivo, y desaparecen. Nunca se explica del todo qué pasó. Eso da pie para lograr imágenes hermosas y levemente desenfocadas, como la suave descripción del despertar sexual de esas colegialas. Pero todo es envuelto por Weir en un encadenamiento tan obsesivo y ambiguo, casi un trance, de imágenes y sonidos, que esquiva todos los lugares comunes del psicoanálisis.Domingo negro (La maschera del demonio, Italia, 1960) de Mario Bava, c/Barbara Steele, John Richardson, Ivo Garrani, Andrea Cecchi. 83’. Doblada al castellano. Basado en un cuento clásico de Gogol, Bava entrega una obra maestra en su primer largometraje a solas. Una mujer es castigada con la aplicación de una máscara con clavos en la brutal secuencia inicial. Dos siglos después la dama (Barbara Steele) regresa de la muerte con un amante vampirizado y ambos empiezan a vengarse de los descendientes de sus asesinos. Plagada de secuencias memorables, presenta además la idea, expresada con insólita energía, de que la sexualidad femenina es incontrolable, y que si es reprimida, siempre vuelve para vengarse.Venecia rojo shocking (Don’t Look Now, Gran Bretaña, 1973) de Nicolas Roeg, c/Julie Christie, Donald Sutherland, Hilary Mason, Clelia Matania. 110’.Basada en un buen relato de Daphne Du Maurier. Roeg cambia la ubicación de las escenas y los énfasis. Se mezclan la muerte accidental de una niña (secuencia inicial maestra), la culpa abrumadora, la visita a Venecia de la pareja que forman Donald Sutherland y Julie Christie (ambos en pleno esplendor de su glamour), una anciana ciega y vidente, y una de las mejores escenas de sexo del cine. El final, inexplicable y muy shocking, puede sorprender, o irritar. El montaje hace un uso digno de Peckinpah de la cámara lenta y la repetición de los movimientos, aquí más para acentuar la Fuerza del Destino que la violencia.Dr. Jekyll & Mr. Hyde (Ídem., 1932) de Rouben Mamoulian, c/Fredric March, Miriam Hopkins, Rose Hobart, Holmes Herbert. 97’.Comienzan los años ’30 y el castrante código Hays todavía no pasa las películas por su cedazo disparatado. Tal vez por eso esta es la mejor adaptación de la novela corta clásica de Stevenson. Las calles de Londres aparecen como en sus páginas, cargadas de niebla que acentúa los momentos de progresivo descubrimiento de la verdad. Gran actuación de Fredric March, que subraya aún más la idea de estar viendo las dos mitades de una personalidad esquizofrénica, atrapada en la tensión entre las convenciones sociales y los deseos desencadenados.Los mil ojos del Dr. Mabuse (Die tausend Augen des Dr. Mabuse, Francia / Italia / Alemania, 1960) de Fritz Lang, c/Dawn Addams, Peter van Eyck, Gert Fröbe, Wolfgang Preiss. 122’. Doblada al castellano.Más de una vez se ha mencionado este film casi como una autoparodia de El Dr. Mabuse (1922) y el magistral El testamento del Dr. Mabuse (1933). Pero parte de su tono un poco indeciso indica con claridad que el tiempo ha pasado: Lang ya ha atravesado (y cómo) el cine americano, y es casi un mito viviente (como tal lo mostrará tres años después Godard en El desprecio). La trama paranoide de Mabuse tratando de controlar el mundo con una red de cámaras ocultas, un Gert Froebe aún joven (menos imponente que en Goldfinger, apenas cuatro años posterior), indican que este tipo de tema, tratado de esta manera, resultaba ya demasiado germano, desubicando ante los ´60 que empezaban.
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