Me opuse a los viajes temporales, siempre. Primero con palabras de advertencia, apocalípticas. Luego traté de desertar, pero la perspectiva de ser excluido de los círculos académicos y ver a mi familia arruinada, me contuvo. Esto y un guardia de 1,87 de estatura y complexión robusta. Finalmente pensé usar C4. No, no el explosivo, sino la sonda automática modelo C, tipo 4. Traté de falsear algunos datos, pero el software de seguridad fué mucho para mí.
No tuve éxito. El viaje inaugural se hizo igual y yo fuí en él.
Todo la teoría del viaje temporal se basaba en la "Formulación de Feynman", que dice más o menos lo siguiente:
Si consideramos cada punto del espacio junto con su coordenada de tiempo tendremos un punto del espacio-tiempo, denominado genéricamente "suceso". Si consideramos la forma en que estos sucesos se siguen temporalmente unos a otros tendremos una línea del espacio-tiempo, denominada "historia". De modo que cada historia recoge una serie de sucesos contenidos entre un suceso inicial y un suceso final. La formulación de Feynman de la suma de "caminos" se extiende de un modo natural al caso de la suma de "historias".
Bullshit. Feynman apesta.
Decía que el viaje inaugural se hizo igual y yo fuí en él. Quedamos en que el 29 de febrero sería el día x-1, el 1° de marzo el día x, en el cual deberíamos aparecer la máquina y yo, a eso de las 18:00:00 hora local, y el 2 de marzo sería el día x+1. El 2 de marzo retrocedería algunas horas en el tiempo.
Funcionó contra todos mis pronósticos. Aparecí frente a los otros integrantes del proyecto, autoridades y yo mismo exactamente a las 18:00:30. Todos me felicitaron (excepto yo) y volví al día x+1, menos de un segundo después de la partida.
Llegado el día x+1, me encaramé al habitáculo del cronotubo, me ajusté los arneses de seguridad (existía cierta tendencia al bamboleo) y apreté el botón rojo de ignición. Luego de un parpadeo, aparecí frente a los otros integrantes del proyecto, autoridades y el "yo mismo" del pasado, exactamente a las 18:00:30.
Todos me felicitaron (excepto mi yo del pasado) y volví al día x+1, menos de un segundo después de la partida.
Sin embargo, seguía convencido de que algo andaba mal. Tenía el mismo presentimiento que tuve respecto a Menem en plena fiesta del "1 a 1".
Se decidió hacer un viaje un poco más largo, tres días para atrás.
Otra vez yo.
El día indicado volví a aparecer para beneplácito de los presentes. Yo y mi yo del futuro nos cruzamos las miradas un instante.
Algo me inquietó en ese momento (y me inquietaría los siguientes tres días) pero no acerté a dilucidar que era. El cronotubo y mi yo del futuro desaparecieron tras la señal adecuada, al momento adecuado.
Volví a insistir ante mis colegas que de algo andaba mal. Para darme el gusto, revisamos la máquina, chequeamos los cálculos, hicimos simulaciones. Una y otra vez, hora tras hora. Así 3 días.
Llegado el momento del viaje, me puse subí al cronotubo, ajusté los arneses de seguridad sobre mi mameluco azul, cuidando de no enganchar el pin de "El Túnel del Tiempo", regalo de mi hija mayor.
Encendí la máquina y me sumergí en la vía temporal.
En un parpadeo aparecí frente a todos para beneplácito de los presentes. Yo y mi yo del pasado nos cruzamos las miradas un instante. Segundos después, automáticamente el programa maestro del cronotubo se reencendió y todo desapareció de mi vista.
Y fue en ese instante cuando me avivé. De alguna forma, a medida que nos alejamos en el tiempo, se van abriendo "historias" nuevas. Es algo así, el presente es una habitación con dos puertas, una al pasado inmediato y otra al futuro inmediato. Pero si me "salteo" habitaciones, llego a una con varias puertas. El pasado al que fuí no era mi propio pasado, sino otro alternativo. Y ahora me acababa de materializar en un futuro que no era aquel del cual partí.
¿Como me dí cuenta?
El pin que tenía mi yo del pasado era uno del Capitán Kirk.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario