"Uno...dos...tres..."
Amílcar Mao Sarlanga iba contando los destellos que veía entre las estrellas sobre el fondo de la negrura del espacio.
Cada destello representaba una nave destruida, amiga o enemiga.
Por supuesto que en el puente de la nave no contaban destellos, sino que usaban una pantalla táctica. Marcas verdes representaban a las naves propias y rojas a las enemigas. Cuanda una nave era destruida, la marca titilaba unos instantes y desaparecía.
"...cuatro...cinco...seis..."
Era su primera batalla y las rodillas le temblaban y mariposas revoleteaban en su estómago. Pero así y todo no descuidaba su función, que consistía en mantener estable el nivel de energía de los cañones de estribor. Los cañones no producían ningún sonido, pero creaban una vibración pavorosa.
"...siete...ocho...nueve..."
Servía a bordo de la AST* Belladona, que junto a la Mandrágora y la Peyote, formaban la XVI Escuadrilla Mezcal. La tarea asignada de la XVI era cubrir el flanco en el ataque al segundo planeta de la estrella Alula Australis, base avanzada de los "Otros". Estaban a 27,3 años luz del Sol; nunca nadie se había alejado tanto de casa.
"Diez..once... ... "
Durante unos instantes contuvo la respiración. Los cañones dejaron de disparar y debía ahora cortar el flujo energético para evitar el recalentamiento de los sereneiders. A pesar del alto nivel que habían alcanzado los ordenadores neurales, esta tarea se le seguía confiando a los humanos. Era como patinar en el hielo. ¿Como explicar cada giro, cada movimiento, cada inclinación?
"¡BIIIIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEENNNN!"
Un rugido se apoderó de la nave y trescientas treinta voces se alzaron. La batalla había concluido y la victoria estaba asegurada.
Amílcar Mao Sarlanga se secó las gotas de sudor que corrían por su frente y suspiró. Había sobrevivido a su debut.
* Armada Sideral Terrestre
1 comentario:
Este cuento lo hice el año pasado, durante el conflicto con alguna alianza, para el ogame, pero nunca lo mandé. Voy a ver si encuentro los otros.
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