La primera vez que crucé (accidentalmente) el portal, me prometí volver.
Y así lo hice en dos ocasiones. La primera encontré un reducido mundo post nuclear, donde la América del Norte y Eurasia a duras penas sobrevivían y una América Latina donde imperaba el Justicialismo. Como me quedaron una bocha de interrogantes, me propuso "viajar" otra vez y "evacuarlos". Para mi sorpresa, fuí a parar a una Tierra desierta, sin huellas de presencia humana. Al menos así era hasta donde alcanzaba la vista.
No me rindo facílmente. Así que una horrible mañana de otoño, me lancé a la aventura.
Lo primero que noté al cruzar fue que la garúa había dejado lugar a una luminosa mañana. Lo tomé como un buen augurio. Pero el optimismo me duró poco, ya verán por que.
Con pequeños cambios, el edificio de la ex terminal de ómnibus seguía en pie, bien conservado.
Un bonito parque ocupaba el resto de la manzana. Evidentemente, no estaba en ninguno de los
universos anteriormente visitados. Luego descubrí una leyenda grabada en el frente del edificio:
École de Haut Étude Saint Denis.
Bueno, bueno, esto no me lo esperaba. Recién en ese momento reparé en un negro poste de metal puesto en la esquina, detrás mío. Según los letreros sostenidos por el poste, la calle
Nicaragua era ahora la rue Flammèche y Arévalo se había convertido en rue Manchot.
¡Sacré bleu! fue lo primero que pensé. Miré hacia la esquina sudoeste, la panadería se había convertido en "boulangerie" y la casa de antigüedades en "antiquités".
¿Que había pasado? ¿Hizo Francia en este universo lo que España en el mío? ¿Habría triunfado
Napoleón? ¿Como averiguarlo? ...continuará...
1 comentario:
a la pipetuá
Publicar un comentario