Fragmento

El temperamento de Bedloe era extraordinariamente sensible, excitable y entusiasta.
Poseía una imaginación singularmente vigorosa creadora que, sin duda, era reforzada por el uso habitual de la morfina, que ingería en grandes cantidades y sin la cual no habría podido sobrevivir. Solía tomar una gran dosis inmediatamente después del desayuno todas las mañanas, o bien tras un pocillo de café fuerte, pues no comía nada hasta mediodía, y después echa iba a andar solo, o bien acompañado por un perro, en larga caminata por cadena de salvajes y desolados cerros que corre hacia el oeste y sur de Charlottesville, donde se la dignifica allí con el nombre de los Montes Ragged.

UN CUENTO DE LOS MONTES RAGGED, Edgar Allan Poe

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