Hace muchos años leí en una vieja historia de la cartografía de la Editorial Codex que sin los mapas la historia no se diferencia de los mitos.
Desde chico, el contacto con una carta de siglos idos me produce placer. Como no me da el presupuesto para comprar mapas antiguos, preferentemente del Renacimiento, me conformo con adquirir copias de originales o libros sobre cartografía.
Un extraño imán me lleva hacia esas líneas mágicas, esos monstruos marinos que devoran a su Jonás de turno. O esos límites que decían que "hasta acá llega el mundo explorado".
Aunque no es un sustituto del sentir correr entre mis dedos la textura de un papel, la Web se ha convertido, gracias a universidades y especialistas de todo el orbe, en un inmenso y virtual museo cartográfico.
Son innumerables los sitios estéticamente deliciosos. Sin ir más lejos, recuerdo el monumental Cartographic Images Home Page, puerto de partida ideal para cualquier amante de los mapas, sobre todo por la cantidad de enlaces que brinda, así como por sus imágenes en alta resolución. Ha sido recomendado por la revista Mercator Magazine y Yahoo! como uno de los mejores sitios para los aficionados al tema.
El sitio israelí Ancient Maps of Jerusalem, es un compendio de imágenes en alta resolución que abarca desde la Edad Media hasta principios del siglo XX.
Todo un paraíso dedicado al Reino de los Cielos.
En la página The Interactive Ancient Mediterranean, encontramos una dirección dedicada a los estudiantes secundarios y universitarios con cartografía del Mare Nostrum. No tiene desperdicio.
Algunas veces, escribir el nombre de importantes cartógrafos en las herramientas de búsqueda de imágenes de los grandes motores como Google o Yahoo! permite encontrar centenares de buenas cartas o retratos de estos artistas de la geografía. Si no, intente colocando el nombre Ortelius .
Si usted quiere hallar la posibilidad del asombro; pensar en mundos reales ya desaparecidos, en lugares del imaginario del pasado, como el reino del Preste Juan, podrá seguramente encontrarlo en algún rinconcito de la World Wide Web.
El mundo actual es exacto, desde el punto de vista cartográfico. El pasado es imperfecto, pero paradójicamente permite soñar con la existencia de algo más allá del horizonte.
Por Manuel Castrillón
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