Este fin de semana, la sombra nociva e impronunciable del Eyjafjallajökull pone en riesgo, desde el Ártico, el destino del planeta. No sólo del arco hoy extendido sobre Islandia, Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Escandinavia, etc.
Resulta irónico que esto suceda mientras, en Washington, Barack Obama promete poner hombres sobre Marte en 2023, una empresa tan costosa como poco práctica. La paralización de vuelos, entretanto, genera dos tipos de reacción.
Algunos se refugian en un sentimiento de admiración por fuerzas naturales desatadas ante la impotencia tecnológica y mentan sombras del Krakatoa, el Etna y similares desastres. Otros, en cambio, se agitan, pierden la chaveta y atormentan al personal de las aerolíneas, que casi nunca tiene respuestas convincentes.
La ausencia del factor humano es desoladora, proclaman millones de “blogs” y mensajes por Internet. La turba incluye seguidores apocalípticos de Moisés o Jesús, fatalistas musulmanes y contempladores de Avalokitashvara o Maitreya, respectivamente bodhisatvas de esta era y la futura (si en efecto llega).
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1 comentario:
El Mostro!! parece mentira todo esto!!! es increible como la naturaleza nos devuelve día a día un poco de lo que nosotros los humanos le hacemos a ella!!...
En cuanto al viaje a marte, resulta todo muy extraño, en esta epoco en que la tecnologia es muy avanzada,(supuestamente) como es que aun no han podido volver otra vez a la luna???, que todo aquello del viajecito fue un plan macabro de los EEUU!!jamas pudieron llegar!! y nosotros nos lo tragamos!!..que ingenuos!!
buen fin de semana!!!besos
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