Hace unas semanas, cuando la Luna acaparaba todas las miradas y todos los festejos, algo sensacional ocurrió en otro rincón del Sistema Solar: el 19 de julio, Júpiter apareció con una mancha negra en la zona austral.
Una extraña cicatriz en la pesada, turbulenta y colorida atmósfera del planeta. Algo había chocado contra el planeta. Y el primer testigo del fenómeno fue Anthony Wesley, un astrónomo amateur australiano. Inmediatamente, el hallazgo fue confirmado por astrónomos profesionales, y hasta observado por el Telescopio Espacial Hubble (hubblesite.org). El raro fenómeno no sólo trajo a la memoria un episodio –aún más notable–- ocurrido hace exactamente 15 años, sino que también alcanzó una notable repercusión mediática.
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