Los Dioses convencieron a Chalchitlicue (Diosa de las aguas serenas) de que subiera al cielo y se conviertiera en Sol. Al principio Chalchitlicue estaba renuente a la proposición, pero al final subió. Entonces los Dioses crearon a un hombre con los huesos, pero lo hicieron tan chiquito y delgado que se les perdía entre las manos. Este hombre corría y corría, pero no le hacía templos ni sacrificos a los Dioses. Entonces Chalchitlicue se enojo con ellos tanto que estalló y lleno el mundo de agua. Este hombre se convirtió en pez. Termina el primer Sol y la primera Vida.
La segunda vez que los Dioses se animan a crear a otro hombre le piden a Ocelotl (Jaguar) que sea el Sol. Crean a otro hombre, pero esta vez no tan pequeño, sino ahora enorme. Estos hombres eran tan grandes que eran torpes y flojos. Eran tan torpes que comenzaron a tropezarse uno con otro. Al tropezarse y caer se rompían (estaban hechos con barro), formando los cerros, flora y fauna. Ocelotl baja del cielo, términa la segunda Vida y el segundo Sol.
La tercera vez que los Dioses deciden crear a otro hombre le piden a Ehecatl, Dios del viento que sea el Sol. Los Dioses ya no quiseron hacer al hombre con barro , pués les había salido anteriormente muy mal y decideron hacer al hombre con el alimento sagrado, el maíz. Pero esta vez el hombre les había quedado tan perfecto que todo el día se veía en un espejo y no hacía nada, ni templos, ni sacrificios, nada. Los Dioses nuevamente se volvieron a enojar y convierten a este hombre en chango. Términa el tercer Sol y la tercera Vida.
Ya cansados los Dioses deciden intentarlo nuevamente y esta vez le piden a Tlaloc que suba al cielo y se convierta en Sol. Los Dioses deciden volver a hacer al hombre con maíz, pués el último había quedado muy bien, pero esta vez le piden a otro Dios que le haga un corazón. Pero este último Dios nunca vió el tamaño del hombre y lo hizó muy grande y con muchos esfuerzos apenas si logró que les encajara. Pero para mala suerte de los Dioses este hombre se la pasaba hablando. Este era un hombre muy bueno, pero era demasiado improductivo. Los Dioses muy enojados por que sólo se la pasan hablando los convierten en guajolotes. Términa la cuarta Vida y el cuarto Sol.
Los Dioses hartos y cansados se negaron a hacer un quinto intento. Quetzalcoatl por su parte trataba de convencer a los Dioses de todas las maneras posibles para que lo volvieran a intentar. Cuando Quetzalcoatl se va los Dioses le piden a Mictlantecuhtli que esconda los huesos con los que crean a los hombres en lo más profundo del Mictlán. Los Dioses no querían sentirse tentados a volverlo a intentar. Quetzalcoatl al enterarse decide bajar al Mictlán por los huesos:
...Y luego fue Quetzalcoatl al Mictlán, se acercó a Mictlantecuhtli y a Mictlancihualt y en seguida les dijo:
-"Vengo en busca de los huesos preciosos que tú guardas, vengo a tomarlos."
Y le dijo Mictlantecuhtli
-"¿Que harás con ellos, Quetzalcoatl?"
Y una vez más dijo (Quetzalcoatl):
-"Los dioses se preocupan porque alguien viva en la tierra."
Y respondió Mictlantecuhtli:
-"Esta bien, haz sonar mi caracol y da vueltas cuatro veces alrededor de mi círculo precioso."
Pero su caracol no tiene agujeros; llama entonces (Quetzalcoatl) a los gusanos.
Éstos le hicieron los agujeros.
Y luego entran allí los abejones y las abejas y lo hacen sonar.
Al oirlo Mictlantecuhtli, dice de nuevo:
-"Está bien, toma los huesos."
Pero dice Mictlantecuhtli a sus servidores:
-"Gente del Mictlán: Dioses, decid a Quetzalcoatl que los tiene que dejar"
Quetzalcoatl repuso:
-"Pués no, de una vez me apodero de ellos."
Y dijo a su nahual (Xolotl)
-"Ve a decirles que vendré a dejarlos."
Pero, luego subió, cogió los huesos preciosos.
Estaban juntos de un lado los huesos de hombre y juntos de otro lado, los de mujer, y los tomó
e hizo con ellos un hato Quetzalcoatl.
Y una vez más Mictlantecuhtli dijo a sus servidores:
-"Dioses, ¿de veras se lleva Quetzalcoatl los huesos preciosos? Dioses id a hacer un hoyo."
Luego fueron a hacerlo y Quetzalcoatl se cayó en el hoyo, se tropezó y lo espantaron las codornices.
Cayó muerto se esparcieron allí los huesos preciosos, que mordieron y royeron las codornices.
Resucita después Quetzalcoatl, se aflige y dice a su nahual:
-"Qué haré, nahual mío?"
Y éste le respondió:
-"Puesto que la cosa salió mal, que resulte como sea."
Los recoje, los junta, hace un paquete con ellos y luego los llevó a Tamoanchan
3 comentarios:
¡Gracias Lydia, de México!
Genial.
Redaccion autoctona, o vil copypasteo?
Copypaste, ¿leíste el comentario anterior?
Saludos.
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