Fragmentos

Eran hombres. Trepaban con las manos y las rodillas. Algunos solo usaban las manos, arrastrando las piernas; otros, solo las rodillas, y los brazos colgaban, inútiles, de cada lado. Trataban de ponerse en pie, pero se abatían en el curso de su esfuerzo, el rostro contra la tierra. Nada hacían normalmente, nada hacían de igual manera, salvo esa progresión pie por pie en el mismo sentido.
Una por uno, dos por dos, en pequeños grupos, continuaban avanzando en la penumbra; a veces, algunos hacían un alto, otros se les adelantaban, arrastrándose con lentitud, y aquéllos, entonces, reanudaban el movimiento.
Llegaban por docenas y por centenares; se extendían a derecha e izquierda hasta donde podía escrutarse en la oscuridad creciente, y el bosque negro detrás de ellos parecía interminable.
El suelo mismo parecía desplazarse hacia el arroyo.
De tiempo en tiempo, uno de aquellos que habían hecho un alto no reanudaba su camino y yacía inmóvil: estaba muerto.
Algunos se detenían y gesticulaban de manera extraña: levantaban los brazos y los dejaban caer de nuevo, se tomaban la cabeza con ambas manos, extendían sus palmas hacia el cielo como hacen ciertos hombres durante las plegarias que dicen en común.

CHICKAMAUGA, Ambrose Bierce

3 comentarios:

Juans dijo...

Relato apocalíptico si los hay...MAMADERA!!!
Se me anudó gran parte del intestino grueso...

BUDOKAN dijo...

Genial recorte sociológico del fin de alguna raza. Muy bueno Mostro. Saludos!

El Mostro dijo...

Juans y Budokan, ni uno ni lo otro, aunque no están mal las ideas. Se trata de una batalla de la guerra civil yanki.

Saludos.