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Hermoso y terrible remolino en el polo norte de Saturno
Nuestro héroe cruza la singularidad maldita, el agujero negro o gris, el pasadizo al otro patio, que se encuentra en la esquina de Nicaragua y Arévalo, en el barrio de Palermo, Buenos Aires. Todo puede pasar: sexo, Historia, aventuras, guiso de lentejas o mondongo y Perón y Freud explicando las remeras rotas del Capitán Kirk. A ver si se ponen a leer, holgazanes.
Dos mujeres están sentadas junto a sus bebés sin vida pero robustos -recién muertos- en una esquina de la ciudad junto a varias bolsas abiertas y malolientes de basura. Si se observa bien a los bebés no se sabe si son niños o muñecos.
La desesperación de las madres es tremenda: sobre todo la de una de ellas mientras la otra trata de consolarla.
De uno de los niños sale una especie de cordón umbilical y una de las mujeres lo toma entre sus brazos magullados mostrándolo a los que pasan.
Gritos de angustia desmedida. Horror en sus rostros.
Se dice que copularon y concibieron con el mismo hombre: atlético, semental, “un súper hombre”.
Pero los niños están muertos. Han nacido demasiado grandes y desgarrado a sus progenitoras. Las han abierto de lado a lado.
f all places where Ye Old Ones lay dreaming, R'lyeh may be ye most infamous. Once ye proud city of Cthulhu and His Servants, R'lyeh lays now underneath the weeds, sunken away into deep and dark waters southern of long forgotten Mu.
It is said that when comes ye Times when ye Stars are right, of all other places R'lyeh shall be ye first to rise to Earth and release legions of ye brood of Cthulhu. Until then, in his lost city of R'lyeh, Cthulhu waits and dreams...
Phn'glui M'gl wna'f, Cthulhu R'lyeh Wgha Nagl Ftaghn"