La sonda hizo su pasada más baja sobre el polo sur de los géiseres de Encélado a una altitud de 74 kilómetros, lo que le permitió captar los chorros de vapor de agua y hielo que la luna lanza hacia el espacio.
Según los científicos, hay pruebas de que esos flujos son alimentados por un océano de agua líquida bajo la capa externa de hielo de Encélado que podría estar en contacto con el núcleo rocoso de la luna.
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