Fragmento - Los cuatro jinetes del Apocalipsis

El capitán Erckmann, al ver al joven argentino, le ofreció una copa.
—Es la guerra —dijo con entusiasmo—, la guerra que llega...¡Ya era hora!
Desnoyers hizo un gesto de asombro. ¡La guerra!... ¿Qué guerra es esa?... Había leído, como todos, en la tablilla de anuncios del antecomedor un radiograma dando cuenta de que el gobierno austriaco acababa de enviar un ultimátum a Serbia, sin que esto le produjese la menor emoción. Menospreciaba las cuestiones de los Balkanes. Eran querellas de pueblos piojosos, que acaparaban la atención del mundo, distrayéndolo de empresas más serias. ¿Cómo podía interesar este suceso al belicoso consejero? Las dos naciones acabarían por entenderse. La diplomacia sirve algunas veces para algo.
—No —insistió ferozmente el alemán—; es la guerra, la bendita guerra. Rusia sostendrá a Serbia, y nosotros apoyaremos a nuestra aliada... ¿Qué hará Francia? ¿Usted sabe lo que hará Francia?...
Julio levantó los hombros con mal humor, como pidiendo que le dejase en paz.
—Es la guerra —continuó el consejero—, la guerra preventiva que necesitamos. Rusia crece demasiado aprisa y se prepara contra nosotros. Cuatro años más de paz, y habrá terminado sus ferrocarriles estratégicos y su fuerza militar, unida a la de sus aliados, valdrá tanto como la nuestra. Mejor es darle ahora un buen golpe. Hay que aprovechar la ocasión... ¡La guerra! ¡La guerra preventiva!
...
—¿No serán los otros pueblos —preguntó— los que se ven obligados a defenderse, y ustedes los que representan un peligro para el mundo?...
—Tuve el honor de manifestarle, joven —dijo, imitando la cortante frialdad de los diplomáticos—, que usted no es más que un sudamericano, e ignora las cosas de Europa.
No le llamó «indio», pero Julio oyó interiormente la palabra lo mismo que si el alemán la hubiese proferido.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis, VICENTE BLASCO IBÁÑEZ

Churchill ocultó el avistamiento de ovnis para evitar un "pánico masivo"

Londres, década de los años 50. Los más altos jefes de la inteligencia británica se reúnen en secreto no para discutir asuntos de seguridad nacional, sino el presunto avistamiento de Objetos Voladores No Identificados (ovnis).
No es un capítulo de La guerra de los mundos de H. G. Wells, donde la Tierra es invadida por extraterrestres. De hecho, el gobierno del Reino Unido se tomó tan en serio la posible amenaza de ovnis que ordenó a un comité de expertos en inteligencia redactar un informe semanal sobre la supuesta presencia de platillos voladores.
Los archivos se mantuvieron clasificados por 50 años. Así lo exigió el primer ministro británico Winston Churchil para prevenir "el pánico masivo". Sin embargo, el ministerio de Defensa del Reino Unido publicó hoy los documentos reveladores en la página de internet del Archivo Nacional.
Las evidencias dan cuenta de que durante 1957 el comité conjunto de inteligencia recibió, como promedio, un reporte semanal sobre algún avistamiento de ovnis. Algunos aún hoy no tienen explicación.
Los informes desclasificados muestran también que durante la Segunda Guerra Mundial, Churchill presidió varias reuniones para debatir el tema. Le preocupaban posibles encuentros entre aviones bombarderos de la Real Fuerza Aérea británica y ovnis.
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Por fin, toda la verdad sobre la guerra contra los muertos vivientes

Aprovechando mi convalescencia gripal, leí "Guerra Mundial Z",   una novela de ciencia-ficción escrita por Max Brooks que relata la guerra mundial contra los zombis. Continúa la temática de la primera novela del autor "Zombi - Guía de superviviencia". No obstante, mientras que el planteamiento de la Guía es imitar los manuales de supervivencia para situaciones peligrosas, “World War Z” se presenta como un conjunto de entrevistas a los supervivientes, agrupadas en capítulos presentados cronológicamente, cada uno relativo a una gran época del conflicto, desde la aparición del llamado “paciente cero” hasta el fin de la guerra, una década después.
Pronto, la película.